Primero decirle a Elena Esteban (@tela-pinto.blogspot.com.es), que lo hice antes de enterarme de su última entrada, o sea, que no es que le haya copiado la idea, si no que dos que andan en las mismas cosas se pisan la cola. Además, y como siempre, me rindo ante el arte y el salero de la Maestra, como no podía ser de otra forma.
Bien, mi amiga Carmen tenía esta silla en casa y, aunque la madera se conserva genial, el asiento donde pasa horas cuidando de su madre enferma, se resentía del paso de los años. De modo que, en un arranque de los míos, le dije: trae pa cá que yo te la arreglo. (No me acordé de hacer la foto antes de meterle la primera cuchillá)
Pero cuando me puse a deshacer aquello, y a quitar grapas, y más grapas, y más grapas, me dije yo; pero quién me manda a mí meterme en estos berenjenales?
Pero tuve la gran suerte, que viviendo en una tierra en la que somos moi apañadiños, buscando los materiales fuí a dar con un tapicero muy mañoso y económico que, por el precio que me cobraban otros por la espuma me hizo el trabajo mecánico, con lo cual mi pintura luce de rechupete. Y el remate le da un toque muy coqueto. Mi idea inicial era pintar la silla en el tono del mandala, pero mi amiga es muy clásica y no quise que le diera un parrús. Un día de estos igual la convenzo...