Limpieza de piedras ornamentales

La limpieza y el mantenimiento de las diferentes piedras ornamentales depende de sus características y composición. La mayoría de las calizas y las piedras duras de origen volcánico se pueden limpiar fácilmente, siempre que se utilicen productos que no las deterioren o eliminen su pulimento. Las piedras blandas, como el alabastro, exigen un tratamiento especial para no mojarlas. En caso de limpiar motivos incrustados en muebles, se deberá evitar deteriorarlos.

Las piedras calizas

Las piedras calizas están compuestas básicamente de carbonato cálcico, endurecido por el calor y la presión. A excepción del alabastro, son piedras duras y resistentes que pueden limpiarse y pulirse, siempre que se evite la utilización de productos ácidos o limpiadores cáusticos que las deterioren.

El peor enemigo de las piedras calizas es el ácido. Por tanto, deben mantenerse alejadas de alimentos como el limón y el vinagre. Los ácidos, además de dejarlas opacas y eliminar el pulimento, aumentan su permeabilidad.

El mantenimiento del mármol y las piedras calizas exige el empleo de jabones neutros, evitando los productos químicos o ácidos que eliminan su pulimento, dejándolos mates y sin brillo.

Limpiar piedras calizas

Para limpiar elementos estructurales fijos en nuestro equipo de cerrajería de grado, como chimeneas o columnas, se utiliza un paño suave o una esponja empapada en agua tibia con jabón neutro. Hay que frotar de abajo hacia arriba para evitar que el agua sucia que chorrea empape y manche la piedra.
Las piezas muy sucias se pueden limpiar con un cepillo empapado en agua jabonosa caliente mezclada con un poco de amoniaco (que sólo se deberá utilizar muy ocasionalmente, ya que elimina el brillo).
A la hora de limpiar zonas talladas o de difícil acceso, se puede utilizar un cepillo de dientes de cerdas blandas mojado en agua jabonosa, a la que se puede añadir un poco de amoniaco.
Para recuperar el brillo y proteger el mármol se emplean ceras especiales o cera líquida para suelos, que actúan además como tapaporos, evitando que la piedra se manche. Para aplicarlas sobre zonas talladas se puede utilizar un pincel.

Limpieza del alabastro

El alabastro es una piedra muy blanda y translúcida que se mancha con facilidad, por lo que su mantenimiento es diferente al del mármol.

No conviene mojar el alabastro, ya que es una piedra soluble y puede debilitarse o fragmentarse. Es mejor utilizar algún disolvente que se evapore, como la gasolina de mechero, que se aplica con una brocha blanda o un trapo suave, secando la pieza inmediatamente.
Las manchas se pueden limpiar con un algodón mojado en aguarrás natural o esencia de trementina, describiendo círculos sobre la superficie.
El alabastro se raya y pierde su brillo con facilidad. Para pulirlo se pueden emplear polvos de talco o cenizas, que se frotan enérgicamente con una gamuza.
Para recuperar el brillo y limitar la porosidad del alabastro, es conveniente aplicar con un paño suave un poco de cera líquida para suelos de piedra.

Como limpiar granito

Dado que es una piedra dura y apenas porosa, no absorbe la suciedad. Bastará con frotarla con un cepillo de cerdas duras mojado en agua caliente jabonosa y un poco de amoniaco. Los objetos muy sucios de granito sin pulir se pueden limpiar con un cepillo metálico.

Limpiar el jade

Cuando está bien pulido, el jade no necesita más que agua caliente y jabón para su mantenimiento. Para conservar y potenciar su brillo natural se puede frotar con un paño impregnado en cera líquida para mármol. En caso de que haya perdido el brillo, es conveniente ponerlo en manos de un profesional para que vuelva a pulirlo.

Limpieza del cuarzo

Se puede lavar con agua templada y jabón, una vez seco, se abrillanta con un paño humedecido en aceite. Las piezas montadas (joyas o incrustaciones) no deben mojarse, ya que el pegamento se puede aflojar; es mejor frotarlas con miga de pan, insistiendo en las juntas y los agujeros, y luego limpiarlas con un cepillo de dientes suave.

Cómo eliminar las manchas en las piedras

Aunque no conviene utilizar productos químicos en la limpieza de las piedras ornamentales y las esculturas, para eliminar algunos tipos de manchas se emplean productos cáusticos que, ocasionalmente, pueden decolorar o deteriorar la piedra. Por ello, es aconsejable hacer previamente una prueba en una zona no visible y comprobar los resultados. Las piezas antiguas o de gran valor artístico deben confiarse a restauradores profesionales.
Algunas manchas muy resistentes, como las de tinta, se eliminan con agua oxigenada y amoniaco. Diluir un tercio de agua oxigenada en dos tercios de agua, y depositar la mezcla sobre la zona manchada. Añadir con un cuentagotas un poco de amoniaco. Dejar actuar unos minutos y aclarar con agua.
Las manchas de grasa se limpian con gasolina. Si quedan restos, se puede pegar un papel secante sobre la zona manchada, aplicar un poco de acetona sobre las manchas, y dejar evaporar.
Las manchas que tiñen la piedra (como el zumo de frutas o los tejidos desteñidos) se quitan frotando la zona con agua caliente y lejía. Es conveniente aclarar bien para eliminar por completo la lejía. Las manchas de óxido de hierro se quitan con un producto limpiador comercial (Ferrokit).

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