En poco tamaño, estas bombillas producen gran cantidad de luz blanca y pura. Sin embargo, también generan mucho calor, así que tendremos que tener cuidado en su aplicación. Generalmente son utilizadas para ofrecer luz indirecta, ya que focalizan mucho los puntos de iluminación. Son especialmente útiles para lámparas empotradas, de trabajo o luces ambientales.
?Cómo colocarlas?
Para iluminar estancias, una opción muy viable para los que quieren deshacerse de las lámparas es empotrar en falsos techos las bombillas, y así hacerlas desaparecer de la vista. Por otra parte, la luz halógena puede ser demasiado intensa si estamos muy cerca, por eso siempre deben estar lejos de los ojos.Los halógenos provistos de filtro son mucho menos agresivos en el caso de tener la fuente de luz muy cerca. Una buena opción para evitar esa intensidad es poner una pequeña placa de vidrio, o bien focalizarla a paredes y techos.
Es recomendable usarlas con reguladores de potencia. Otra de sus ventajas es el bajo consumo: normalmente duran el doble que las bombillas convencionales, toda una ventaja en casas como las actuales que consumen gran cantidad de energía debido a los numerosos aparatos eléctricos que se usan.
Iluminación y decoración
Los halógenos constituyen una buena opción frente a la iluminación convencional, ya que la luz que proyectan es muy clara y nítida, resaltando ciertas partes de las estancias que nos interesa destacar. Son perfectos también para zonas de trabajo. También ofrecen mucho juego en lugares de recreo o en decoración, tanto en interiores como al aire libre.Para iluminar cuadros son excelentes, ya que destacan los colores del lienzo, sin darles demasiados reflejos de luz. Pero nunca deben estar muy próximos, ya que el calor puede estropear el cuadro. También son ideales para resaltar ciertos elementos decorativos, sobre todo aquellos compuestos de metal, cerámica o cristal.
Algunos detractores de este sistema de iluminación destacan la sensación de frialdad que pueden producir los halógenos, en comparación, por ejemplo, con las bombillas incandescentes. La luz convencional es mucho más cálida y completa, ya que focaliza menos la proyección de luz. Por otra parte, el efecto luminoso concentrado que provocan los halógenos en ciertas partes de la casa puede ser aprovechado por el decorador para dar mayor relevancia a unos elementos frente a otros.