Tenía este taburete en casa desde unos años, otra reliquia de la casa familiar. Se trata de un taburete que había pertenecido a un pariente mío que era relojero. Está constituido de 2 piezas y es giratorio.
He tardado mucho en saber cómo tunearlo y qué hacer con él: pintarlo, no pintarlo...? Me gustaba su color natural pero, al igual que siempre con las cosas antiguas, la carcoma dejó sus huellas en un montón de sitios. Lo tuve que tratar varios días con producto y luego enmasillar todo el desastre. Al final, la pintura fue la única solución para disimular los arreglos.
Sin embargo, para no dejar una aspecto espeso y para que se viera la veta, he utilizado, una vez más, la pintura de leche, que es una maravilla. Os contaba en este post los bonitos resultados y el aire antiguo que se obtiene utilizándola. Para no dejarlo con su color a secas y personalizarlo un poco, imaginé el cartel de una fábrica de cacao de Ghana y se me ocurrió aplicar las letras en forma circular, que no es nada fácil, por cierto...
Bueno pues aquí va el paso a paso en imágenes y me paso por los frugales de Marcela. ¡Feliz viernes!
Anne
anne charriere