Al realizar uniones o avellanar con madera es muy importante conseguir buenos acabados, tanto en los encolados como en las fijaciones. Los tornillos para carpintería más habituales tienen cabeza cónica, y antes de ponerlos debemos efectuar una preparación en la madera: el avellanar. Es decir, hacer una cavidad para que la parte visible del tirafondo encaje exactamente, quedando bien enrasada.
Además de las razones estéticas, el avellanado distribuye mejor la presión que el tornillo ejerce al quedar ajustado en la tabla, evitando ocasionar grietas. Avellanar la madera es una labor muy sencilla, que puede hacerse a mano, aunque lo habitual es emplear el taladro con alguno de los accesorios específicos. Examinaremos el trabajo con los dos más comunes.
Como vemos, el típico tornillo de madera tiene cabeza de forma cónica. Si nos limitamos a utilizar una broca del diámetro correspondiente, el extremo superior no quedará encajado.
El primero de los utensilios tiene una pequeña broca, para hacer un taladro previo que facilitará la inserción del tornillo. Sin embargo este accesorio no sirve para taladros ciegos en maderas de poco grosor, porque la broca puede sobresalir por el lado opuesto.
El accesorio se monta en el taladro con el vástago de sección universal.
Y una vez colocado, iniciamos la perforación.
Cuando ya ha penetrado la broca, la parte cónica de la pieza efectúa el avellanado.
Este accesorio es el más recomendable cuando necesitamos avellanar muchos taladros y disponemos de poco tiempo.
La segunda pieza que analizamos carece de broca, por tanto con ella tenemos que hacer doble trabajo: taladro previo y avellanado. La ventaja es que con este accesorio podemos efectuar avellanados para taladros ciegos en maderas de poco grosor.
Aunque no es imprescindible, conviene hacer antes un agujero con una broca fina para madera.
Realizamos el avellanado con cuidado, a velocidad media, procurando sobrepasar levemente el diámetro de la cabeza del tornillo.
A continuación quitamos la broca para madera y acoplamos el accesorio.
Con el atornillador eléctrico insertamos los respectivos tornillos en sus agujeros.
Y aquí tenemos el resultado. Los dos tirafondos han quedado igual de bien con ambos utensilios, y sólo necesitaremos escoger el avellanador idóneo en cada trabajo.