Quería darle un nuevo aspecto y situarla en algún sitio donde tuviera protagonismo. Así que se me ocurrió pintarla y ubicarla en la terraza para poder sentarme a leer ahora que viene el buen tiempo.
Como soy nueva en esto de restaurar, me daba un poco de miedete fastidiar la silla, pero finalmente le he metido mano (uyy dicho así suena muy mal) y hoy os quiero enseñar cómo ha sido tanto la elaboración como el resultado.
Lo primero que necesitamos es un mueble: una silla, un sinfonier, una mesita.... que esté viejo pero no tan deteriorado que necesite reparación.
Aquí veis la mía, pobrecita... la teníamos en modo "sirveparaestorbar".
Antes de empezar os voy a dar unos sencillos consejos que pueden ayudaros:
Usad guantes (valen los guantes de médico) para manipular tanto el taco de lija como las pinturas.
A la hora de restaurar tened en cuenta dónde pintáis, si tenéis un trastero, garaje, etc mejor que mejor para no tener que limpiar toda la casa después.
Ventilad cuando apliquéis la pintura, ya que esta contiene gases nocivos y os puede provocar irritaciones. Una vez decidido el mueble a restaurar, lo primero que haremos será lijar. Todo mueble que queramos pintar, necesita ser lijado para quitar el barniz que tiene y para que la madera absorba mejor la pintura posterior. Debéis lijar hasta que salte el barniz y se descubra la madera virgen.
Para ello, usé este taco de lija que veis a continuación, válido para todas las superficies y muy cómodo de utilizar.
Vamos viendo como va apareciendo el color de la madera; se nota porque hay mucho polvillo blanco.
Una vez lijada entera (no vale saltarse los rinconcitos ni esquinas) veremos como el tacto de la silla ha quedado más rugosa y a la vista menos brillante.
Limpiamos con un trapo húmedo para quitar todo resto de polvo.
Escogemos el color de la pintura. Para este proyecto usé un blanco perla combinado con marrón topo. El blanco lo compré en spray y el topo en pintura de pincel.
Vamos a pintar con el spray blanco la base (donde nos vamos a sentar), así que cubriremos con cinta de carrocero todo el borde de la silla.
He cubierto además con bolsas el resto de la silla, para que al pintar no salte la pintura donde no corresponde.
Pintamos.
Cuando pintéis con pintura en spray no lo acerquéis mucho al objeto. Vale más que pintéis en varias pasadas y que sea a más de 30 centímetros. Así evitaréis pegotes.
Después, retiramos la cinta de carrocero y nos ponemos a pintar la base de la silla. Yo usé un pincel de brocha fina, para no salirnos y estropear lo anterior.
Al no darle ninguna capa de imprimación es posible que necesite hasta tres capas de pintura. Probad y vais viendo como queda el resultado.
Dejad secar la silla durante un día.
Mi idea era pintar la silla a dos colores, así que le dí la vuelta y la cubrí entera con plásticos para proteger lo que ya estaba pintado..
Pintamos las patas.
Esperamos a que seque la pintura (dependiendo de fabricante, leed las instrucciones porque os puede variar)
Et voilá...
Ya tenemos una silla muy molona, que ahora parece nueva y que a partir de ahora formará parte del nuevo rinconcito chill out de mi terraza.... Ahora leeré al sol mientra me tomo una buena taza de café....
A mi me encanta... ¿Y a vosotros?
¡Hasta la próxima!