Junto a las guardas de papel, las molduras y los rosetones son un buen complemento decorativo que permiten realzar paredes y techos sin necesidad de meterse en obras.
Con ellos, la sofisticación esta garantizada.
En paredes y techos
Frisos y cornisas
Además de ser atractivos elementos decorativos, con las molduras se pueden disimular grietas y pequeños defectos. Colóquelas y se sorprenderá.
Las molduras y los frisos son un recurso estético estupendo para dar estilo a una casa.
Casi todas las viviendas antiguas cuentan con cornisas y ahora vuelven a fabricarse, ya que son un recurso efectivo para toda vivienda.
Cumplen una doble función: decorar y el tiempo ocultan grietas superficiales que se forman en el ángulo entre la pared y el techo.
En realidad, las cornisas y los frisos –cenefas que se pueden colocar a cualquier altura de la pared- aportan el toque final a paredes y techos.
También se pueden usar para bordear el marco de una puerta, por ejemplo.
Sean del tipo que sean, cóncavas y sin dibujo, o con cenefas y relieve, las molduras confieren, sin grandes esfuerzos, un toque de sofisticaron a las habitaciones… Y, por añadidura, no hay que meterse en obras: se adhieren con cola.
¿De qué son?
Actualmente, se fabrican molduras de poliestireno expandido, plástico, fibra, yeso y madera.
Para colocarlas sólo se precisa adhesivo.
Se pueden encontrar tanto lisas como imitando estilos arquitectónicos clásicos y la mayoría de modelos se pueden pintar.
En el centro: rosetones
Como colofón a la decoración del techo se puede instalar un rosetón en el centro.
Se hacen reproducciones exactas de diseños victorianos y se fabrican también en diversos materiales.
El tamaño varía de 15 a 90 cm. de diámetro.
Uno de los defectos más frecuentes al colocar molduras se debe a los “escalones”.
Si se utiliza un nivel de burbuja, el friso o la cornisa quedara alineando perfectamente.