Con esta fuente, no sólo estaremos incorporando un elemento que favorecerá la estética del jardín, sino que en él, encontraremos el mejor lugar para recoger y guardar la manguera. Además, incorporaremos un grifo en el que beber de manera higiénica sin tener que acceder al interior del hogar.
Unos cimientos resistentes
La cimentación es una tarea muy importante siempre que tengamos que levantar cualquier tipo de construcción, por lo que llevar a cabo bien este trabajo evitará posibles derrumbamientos por corrimientos de tierra.En primer lugar debemos realizar un agujero de unos 50 cm. de profundidad con las mismas dimensiones que la base de la fuente.
Posteriormente, utilizaremos una malla metálica, que cortaremos de tal manera, que cubra todo el fondo del agujero. Este elemento evitará el resquebrajamiento del compuesto de hormigón que conformará los cimientos.
Por último, terminaremos rellenando la cavidad y la malla en su totalidad con una espesa capa de hormigón. Siendo la proporción adecuada del compuesto: una parte de cemento, tres de arena y cuatro de áridos.
Levantamos un muro de ladrillos
Una vez tengamos la cimentación bien hecha, comenzamos a pegar la primera fila de ladrillos con la mezcla de cemento gris, arena y agua. Vamos a levantar tres paredes: dos laterales, paralelas, separadas por unos 50 cm. y una perpendicular, que será la parte frontal de nuestra fuente.Iniciaremos la colocación de hiladas con una capa de mortero en la zona periférica del cimiento, y continuaremos insertando encima los ladrillos. Si queremos que nuestro muro tenga un mayor grosor, tendremos que colocar dos ladrillos a pie por uno a pie y medio; o lo que es lo mismo: dos ladrillos a lo largo por uno a lo ancho.
Siguiendo con la misma técnica, iremos levantando los tres muros, fila a fila. Cada vez que pongamos un nuevo ladrillo, aplicaremos el mortero en los extremos y la base. Para evitar que el muro se tuerza, es conveniente la colocación de guías verticales y horizontales. Se pueden utilizar cuerdas o tablas, pero no sin antes asegurarnos de que estén bien colocadas mediante el nivel.
Revestimos la base con piedra
Cuando hayamos terminado los muros, procederemos a forrar la base de nuestra fuente con piedra de musgo. Antes de comenzar, la mayoría de los profesionales recomiendan introducir puntas metálicas entre las filas de ladrillos para que cumplan dos objetivos: facilitar nuestra labor a la hora de colocar las piedras y dar una mayor fortaleza al compuesto.Elegimos una piedra cuya forma sea la más adecuada para el lugar del muro que deseamos cubrir. Es importante inclinarse por la cara de la piedra más vistosa, ésa será la que colocaremos en la parte de fuera. En la parte que hemos desechado, aplicamos el mortero, colocamos la piedra y repetimos la operación hasta cubrir el perímetro deseado. Por último, realizamos el yagueado de la pared. Este procedimiento consiste en cubrir con el cemento todas las juntas de las piedras hasta que la pared quede totalmente lisa.
El revoque de cemento
Ya hemos realizado el revestimiento del pie o base de la fuente. Para cubrir el resto de ladrillos, aplicaremos un revoque de cemento. Con la paleta, haremos un movimiento seco de abajo hacia arriba lanzando el compuesto hasta crear una capa de 2 cm.A través de movimientos verticales con la llana y circulares con el fratás, conseguiremos una superficie totalmente lisa y uniforme.
Colocamos algunos adornos
Aprovechando el revoque de cemento de la superficie, podemos ubicar algunos elementos decorativos. En este caso, unos azulejos y la boca de un cántaro. Siempre podemos añadir más cemento para fijar bien los objetos a la estructura. Intalamos la pila o lavabo
Construiremos la pila utilizando una piedra de pizarra, porque su forma aplanada es perfecta para la base del lavabo. Para crear el agujero del desagüe, perforaremos la pizarra con un taladro, de tal manera que consigamos un orificio de unos 4 x 4 cm. que sirva como escapatoria para el agua.Con la llana y empleando cemento, crearemos el borde de la pila. Debemos tener cuidado y alisar bien las paredes si no queremos que nuestra fuente tenga un aspecto descuidado.