Vamos a explicar la tarea con un ejemplo práctico de cómo realizar tubillones en una banqueta auxiliar. Este mueble auxiliar, tal como asegura nuestra amiga Dolorss, tiene numerosas prestaciones en la cocina, en el baño, en la habitación de los niños, en la despensa… Sirve para dejar cestas, para poner la costura, para sentar a los niños, para llegar a los libros de los últimos estantes, e incluso para tocar la guitarra cómodamente.
Aquí tenemos la banqueta para utilizar los tubillones, custodiada por nuestro ayudante Coco. Vemos que es realmente sencilla: tres piezas de DM encoladas formando una U, reforzadas con un travesaño a baja altura.
Empezamos marcando y cortando las piezas para la banqueta, en tablero DM de 20 mm. La escuadra es la llave maestra del carpintero, siempre nos serviremos de ella para hacer cortes en ángulo recto, labor casi imprescindible en la fabricación de cualquier mueble.
Como siempre, un buen trabajo requiere mediciones exactas. Dado que el tablero superior sobrepasa un poco las patas, que es donde encajarán los tubillones, llevamos el punto medio al tablero superior.
Presentamos la espiga o tubillón, para decidir el diámetro adecuado conforme al grosor del tablero. Hay que taladrar el agujero de mayor calibre que podamos hacer sin debilitar la parte inferior. En este caso, utilizaremos un tubillón del número 8.
Para limitar la profundidad del taladro, ponemos a la broca este accesorio, que una vez atornillado hará de tope. Ajustamos el alcance del agujero a la longitud del tubillón que vamos a insertar.
Para la anchura de nuestra banqueta, 30 centímetros, bastará poner en cada lado tres espigas. Las superficies en contacto también van encoladas. Algunos carpinteros recomiendan que los taladros para las espigas tengan cierta inclinación, a fin de robustecer las uniones, igual que se insertan los clavos oblicuamente.
Ponemos cola en los agujeros, suficiente para que llegue a rebosar cuando metamos la espiga, pero sin pasarnos, porque entonces la inserción sería bastante trabajosa, y derrocharíamos el producto. Con el martillo hundimos el tubillón, no sin antes poner el mueble sobre una estera o alfombrilla para evitar que las patas se dañen con los golpes.
Colocamos el travesaño inferior, que tiene la importante función de hacer solidaria toda la estructura, evitando los mortíferos brazos de palanca.
Retiramos el sobrante de cola con un paño húmedo, y ya sólo falta cortar a ras las espigas, y lijar la superficie. Eso lo veremos en otro reportaje. De esta manera tan sencilla hemos fortalecido considerablemente las uniones en ángulo de nuestra banqueta.