La calefacción por radiadores puede instalarse con tubería de hierro, de cobre o bien de tubería multicapa.
La más habitual en viviendas ya construidas es la de cobre. El hierro se utilizaba hace algunos años pero hoy ya no se usa ni para agua caliente ni para agua fría, salvo en grandes diámetros.
En obras grandes, donde la tubería se encuentra empotrada en suelos y paredes, se utiliza mayoritariamente tubería multicapa, ya que la colocación es más rápida.
En obra se suelen colocar circuitos de anillo porque la cantidad de tubo disminuye respecto al sistema bitubular que es el que encontramos en viviendas ya construidas donde se coloca sin necesidad de hacer obra. Todas las instalaciones cuentan hoy con bomba de circulación, elemento que no se utilizaba hace 15 ó 20 años, porque se prefería la circulación natural donde se tenía la ida de la calefacción por arriba y el retorno por abajo.
Suelo radiante
El sistema de calefacción por suelo radiante es el que calienta una tubería especial que se instala en obra por debajo del suelo definitivo, ya sea parqué, azulejo o cualquier otro, por donde circula agua a una temperatura de 40 ó50 grados. Este sistema es relativamente moderno y lo más conveniente es que se instale durante la construcción de nuevas viviendas o cuando se estén realizando reformas importantes en el hogar, debido a la complicación de esta operación. Y es que la instalación debe situarse entre tres y cinco centímetros por debajo de la superficie de la casa.
El suelo radiante se diferencia del resto de los sistemas de calefacción por la forma en que realiza la distribución de calor, ya que el reparto es uniforme en cada una de las áreas de la casa. Con este sistema el calor procede el suelo, lo que hace que éste tienda a extenderse por las partes inferiores, impidiendo la formación de bolsas de calor en la parte superior de la vivienda que son las causantes de que el ambiente se reseque.
Además, en la instalación de este sistema se intentan colocar los tubos conductores del calor en las zonas más frías o que linden con el exterior, como ventanas, puertas o terrazas. El suelo radiante se caracteriza por ser un sistema de gran resistencia y por la seguridad que proporciona. Además, tiene la ventaja de presentar un bajo consumo, un 20% menos que el de los radiadores. Por todo ello en un principio, este sistema supone un mayor desembolso que el anterior.
Sistemas eléctricos
No todos los sistemas de calefacción utilizan el gas como fuente de energía, sino que es posible instalar algún tipo de modelo eléctrico. Las bombas de calor, los radiadores eléctricos o los calentadores son algunas de estas alternativas.
Los acumuladores de calor son de sencilla instalación y que, además, no requieren mantenimiento ni revisiones posteriores. Este tipo de calefacción consite en el proceso de retención de calor durante un periodo de tiempo, que suele ser la noche, para aprovechar esta energía en lo que queda de día. Este sistema reduce de forma importante el coste económico ya que se beneficia de la Tarifa Nocturna que reduce el coste de la energía eléctrica al 50%, durante determinadas horas de la noche. Lo más aconsejable es ubicar los acumuladores en las estancias más usadas de la vivienda.
Por su parte, las bombas de calor constituyen uno de los sistemas más modernos de calefacción y tienen un aspecto y funcionamiento muy parecido al de los aparatos de aire acondicionado. Este método proporciona un calor constante y uniforme ya que el aire caliente se deposita al ras del suelo y no se forman bolsas de aire en la superficie. Asimismo, la energía eléctrica que necesita para funcionar es reducida.
Energía solar
El sol, fuente de vida y origen de las demás formas de energía, ha brillado en el cielo desde hace unos 5.000 millones de años, y se estima que brillará algunos 6.000 millones de años más. Además, diariamente arroja sobre el planeta 4.000 veces más energía que la que es posible utilizar.
España recibe anualmente en su superficie más radiación solar que cualquier otro país de Europa, se encuentra en una posición muy favorecida para el fomento de la energía solar. No sería racional, por tanto, no dedicar los máximos esfuerzos posibles al desarrollo de esta fuente de energía gratuita, limpia y virtualmente inagotable.
El aprovechamiento de la energía solar básicamente se puede realizar de dos formas diferentes: para producir electricidad y para obtener calor. En el primer caso se habla de energía solar fotovoltaica y en el segundo caso de energía solar térmica. Se trata de dos procesos tecnológicamente distintos que no comparten ninguna característica entre sí ni en su aplicación.
El termostato
El termostato es un importantísimo elemento de la calefacción. Es el interruptor que enciende y apaga la caldera en función de lo que se necesita en la vivienda. Un termostato preciso permite mantener una temperatura constante encendiendo la caldera justo lo necesario. Los hay manuales, digitales y programables.
Los gastos
En las viviendas españolas, la calefacción representa alrededor del 30 por ciento del consumo de energía.Los consumos de calefacción dependen de varios factores como zona climática, aislamiento y orientación de la vivienda, hábitos de consumo, coeficientes de ocupación, etc.
La instalación de un sistema de calefacción con caldera individual o centralizada es un indicador de bienestar de una vivienda, que no está todavía al alcance de todos, sólo en la ciudad de Madrid el 22 por ciento de las viviendas carecen de este sistema.
En la elección de un sistema de calefacción intervienen no sólo factores económicos sino también las posibilidades de suministro de combustible, preferencias de sus ocupantes y sus efectos medioambientales.