Aprender a darle estabilidad a una mesa es más importante de lo que crees. Puesto que, ¿Quién no ha organizado la típica fiesta de Navidad en un local alquilado, y al colocar las botellas, los vasos y el hielo descubre que la mesa, por lo general un achacoso tablero de aglomerado, empieza a combarse peligrosamente? O peor aún, tras emitir avisos desesperados, que desoyen los organizadores enfrascados en su aperreo, la mesa de las bebidas se desploma en mitad de la fiesta con todo su cargamento, causando el trastorno que cabe imaginar. ¡Rezad para que no se rompan todas las botellas de ginebra!
Vamos a explicaros cómo reforzar un tablero de una forma muy sencilla, con dos perfiles metálicos que convertirán el vetusto tablero en una robusta encimera.
Realizaremos nuestro caso práctico con este Belén de albañilería. Nos hemos propasado en el peso, y ahora cuando lo levantemos para trasladarlo a su lugar definitivo, el tablero se curvará, rompiendo la estructura del Belén.
Medimos escrupulosamente para que el refuerzo quede exactamente debajo de la carga principal, en este caso el muro trasero de nuestro Belén.
Hacemos el taladro en la marca. Tratándose de madera atacamos directamente con el grosor definitivo, en este caso es la broca del 8.
Una vez hechos los dos taladros, debemos marcar la posición de los agujeros en el perfil de metal. Para ello lo afirmamos con una mordaza en cada extremo…
…y con una broca de metal de pequeño calibre, sin tocar la madera, marcamos la superficie de metal en los dos taladros que antes realizamos.
Desmontamos el perfil, le ponemos un mártir para ayudarnos a sujetarlo y efectuamos el taladro definitivo. Así encajarán al milímetro con los agujeros pasantes en el tablero.
He aquí el tornillo que vamos a emplear. Hemos escogido un largo suficiente para ponerle dos arandelas, además de la tuerca, pero sin que sobresalga del perfil, para que no estorbe el apoyo.
Con dos mordazas de muelle sujetamos fácilmente el perfil mientras colocamos el tornillo. Le pondremos para mayor seguridad doble arandela, por arriba y por abajo.
Y ya sólo queda apretar, utilizando dos llaves. Recordemos que el par de giro, aun con llaves normales, ejerce una presión tremenda sobre la madera, hay que finalizar lentamente.
La arandela que hemos cogido reparte la presión en mayor superficie proporcionalmente extensa, nadie va a reñirnos si nos pasamos en el margen de seguridad.
Y por abajo, la misma arandela. Aunque parece innecesario, a veces el borde del agujero en el metal sufre enormes solicitaciones, sobre todo cuando es “dos tallas” más grande que el tornillo.
Y por fin tenemos el perfil montado. Una vez pongamos el segundo por el extremo opuesto, añadiendo muy poco peso habremos convertido el tablero en una recia chapa de metal. ¡Ya podemos poner encima incluso el barreño de la cerveza!