Tras lijar a fondo (fijaos qué limpita queda la tapa...), encolar y colocar alguna puntilla donde hizo falta, quedó listo para pintar.
Empezamos por dentro con un gris, pero el exterior nos pedía algo más de color, así que nos decidimos por un suave rosa.
¡Y así nos quedó!
Por supuesto, suavemente decapado para no enmascara su aire tan rústico y antiguo.
Nos emociona pensar que, antes de nosotras, este pequeño especiero estuvo en otra cocina, seguramente humilde, de algún pueblo o aldea de nuestro país. Pero con el mismo uso, conteniendo esas especies y condimentos que daban sabor a guisos y platos.
Lo podéis ver también en Rastro con encanto, donde ya busca su nuevo hogar.
Con él acudimos de nuevo al Finde Frugal de Marcela Cavaglieri a disfrutar de las propuestas de otr@s amig@s. ¡No os las perdáis!
¡Feliz fin de Semana! Nosotras encantadas de recuperar la normalidad tras el ajetreo de las fiestas navideñas.