Las barandillas en tu escalera es una excelente opción si ha llegado una mascota a tu casa. Y, como podemos imaginar, durante unos meses tocará armarse de paciencia, ya que el perrito creerá que todo lo que encuentre a su paso es un divertido juguete. Desde luego convendrá abordar algunas pequeñas reformas, para evitar las incursiones de nuestro nuevo amigo en zonas especialmente delicadas.
Y, por un golpe de suerte, encontramos en un contenedor precisamente la pieza que nos conviene, una barandilla de cuna, que adaptaremos fácilmente para el lugar donde la necesitamos: la escalera del sótano. Con un sencillo montaje, el perrito no podrá hacer de las suyas en el taller, y todos saldremos ganando en la convivencia diaria. ¡Acompáñanos a ver el trabajo!
He aquí el motivo de necesitar una barandilla en la escalera. Se llama Coco y su mayor afición es bajarse al sótano, ocupado por un taller de moda, para revolver y mordisquear todo lo que encuentra allí: cintas, bobinas de hilo, sombreros, flores de tela...
¡Qué afortunado hallazgo! Mira por dónde hemos encontrado en el mejor momento la baranda de una cama infantil que alguien ha desechado.
La metemos en el coche, y al llegar a casa la limpiamos y desinfectamos a conciencia.
Presentamos la barandilla en la escalera del sótano, buscando la mejor altura sobre el escalón.
Fijaremos la baranda con listones a uno y otro lado. El de la pared va con dos tirafondos normales, el del barrote de metal lo pondremos con adhesivo de montaje, que permite una fijación rápida y muy sólida. Este adhesivo sólo requiere que uno de los elementos a unir sea poroso; como vamos a fijar madera, no hay problema.
Una vez ha secado el adhesivo de montaje, proseguimos poniendo las bisagras. En la ferretería compramos dos bisagras de pala, el tipo que conviene a una hoja más ancha que alta, aunque sea ligera. Hemos medido la anchura del listón horizontal de la barandilla, para escoger la bisagra más grande que se pueda colocar.
Para el cierre hemos escogido la pletina magnética que suele ponerse en los armaritos de baño. Es muy barato y sencillo de montar, lo encontraremos también en nuestra ferretería. Este imán es pequeño, pero ejerce bastante tracción.
¡Ya tenemos la barandilla colocada! El 'pestillo' es una cuerda elástica que se engancha en un cáncamo, para prevenir la posibilidad nada remota de que la insistencia de Coco acabe triunfando ante el imán.
¡Y aquí vemos a Coco algo entristecido ante la clausura de su cuarto de juegos! No importa, pronto se olvidará del sótano para volcar su atención en otros lugares divertidos de la casa.
Las irresistibles bobinas de hilo están a salvo, y con el reciclaje de la barandilla nos hemos ahorrado unos 25 euros, y sobre todo un molesto desplazamiento a la tienda.