En esta ocasión fue un armario de cocina y dos puertas. El armario se ha convertido en una mini cocinita para las niñas, pero las puertas se quedaron a la espera de inspiración.
Y ese día llegó, ¿sabéis ese momento que parece que se ilumina una bombilla en nuestra cabeza? Pues eso mismo. Decidí convertir la puerta en perchero usando para el centro una imagen diseñada por mi y que tanto me gusta.
Lo siento pero muchas veces me enfrasco tanto en lo que hago que se me olvida hacer fotos del proceso, aunque os detallaré los pasos que es muy sencillo.
Para no tener que lijar la superficie la pinté con la chalk paint casera, un par de manos es más que suficiente; en el lugar donde va a ir la imagen con una mano muy ligerita es suficiente, lo justo para que luego agarre la cola. Imprimí la imagen en un folio con mi impresora láser y la recorté al tamaño deseado.
Una vez que la pintura estuvo bien seca, mezclé en un recipiente cola blanca con agua (un poco a ojo, que no esté muy espesa ni muy líquida) y le di al lugar donde quería pegarla. A continuación puse la imagen encima y presioné para eliminar las posibles burbujas de aire y no dañar la lámina.
Luego con una lija de grano fino desgasté un poco los bordes y algunas zonas, y protegí con cera incolora la pintura, y dos capas de barniz la lámina.
Ya sólo faltaba elegir unos colgadores bonitos y quedó listo.
Aparezco aquí:
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