Éste es el estado inicial de estas dos planchas antiguas:
Parecía imposible que de esto saliese algo mínimamente decente, ¿verdad?
Los pasos a seguir son facilísimos, apúntatelos:
Las sumergimos en vinagre y comenzamos a frotarlas con la ayuda de un cepillo de púas metálicas; es laborioso pero poco a poco se van viendo los resultados. ¡Hay que tener paciencia!
Si el óxido persiste, se puede dejar la pieza a remojo con vinagre algunas horas y después, enjuagarla bien con agua.
También se pueden utilizar productos específicos antióxidos que existen en el mercado.
Como podéis ver, el resultado es sorprendente, pero el nivel de eliminación de oxido, en su mayoría depende del gusto personal.
Para finalizar se aplica un barniz incoloro antioxidante que evitará que se vuelvan a oxidar (y que tengamos que repetir todo el proceso, y eso, se agradece).
Si no disponéis de planchas para quitarles el óxido o simplemente os habéis enamorado de éstas, podéis adquirirlas en nuestra tienda on-line aquí. ¡No dejéis de pasaros!
Saludos,
Genovès Atelier