La afición a los trenes eléctricos es una de las más populares en el mundo Una vez leí que si uniéramos las vías de todas las maquetas existentes, darían varias veces la vuelta a la Tierra.
Hace poco he sabido que en algunos sitios hay circuitos de exterior, que reproducen pueblos enteros con sus casas, iglesias, fábricas, ríos y puentes. La idea, cómo no, surgió en Inglaterra, el país donde nació el ferrocarril.
En 1927, un banquero inglés llamado Roland Callingham preparó el jardín de su mansión, cerca de Londres, para celebrar fiestas de la alta sociedad, dotándolo de una piscina y varias canchas de tenis.
Entonces se le ocurrió poner entre los árboles un tren eléctrico, algo completamente novedoso ya que las maquetas de trenes sólo se montaban en el interior.
La idea entusiasmó a los amigos de la familia y a los habitantes del pueblo. Pronto muchos escolares participaban en la enorme maqueta después de las clases, realizando a mano cada tejado y cada fachada, ladrillo a ladrillo.
Hoy día, el pueblecito ferroviario de Bekonscot es una gran atracción turística para niños de todas las edades, entre 2 y 90 años
¡Basta de charla, vamos a recrearnos con la visita!
Naturalmente, dada la equitativa pasión de los ingleses por los jardines y las maquetas, la idea tuvo gran éxito y hay varios trenes de jardín por todo el país. ¡Subimos al de Southport, pasajeros al tren!
¿Qué os parece? ¿Alguien ha visto uno de esos maravillosos trenes de jardín?
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