Esta operación, muy habitual en numerosos trabajos de bricolaje, recibe el nombre de decapado. Es una labor necesaria también cuando deseamos simplemente cambiar el color de un objeto con la pintura en buen estado. Y el motivo es que los esmaltes y barnices deben aplicarse en el soporte, sea madera, plástico o metal.
Los decapantes
Son los productos específicos o las herramientas adecuadas para retirar imprimaciones. La adherencia de los esmaltes y barnices, incluso cuando han envejecido, hace que eliminar una capa por medios mecánicos resulte extremadamente fatigoso si lo hacemos a mano, y posiblemente dañino para el mueble si empleamos maquinaria eléctrica.Recurriendo al decapante devolveremos a la zona un estado óptimo para aplicar sobre ella un nuevo producto. Los más habituales son los decapantes químicos, que ablandan la capa de pintura o barniz sin afectar a la madera. Normalmente se presentan en forma de gel, y al ser de composición cáustica debemos evitar el contacto con la piel y los ojos.
Cómo se utilizan
Debemos leer bien la etiqueta, que estipula cómo aplicar el producto y los minutos a esperar antes de retirarlo. El secreto del decapado es emplear el utensilio más idóneo para cada superficie: el luthier de las imágenes está quitando el barniz de una guitarra, y por ello utiliza unos rascadores lisos a modo de espátula que él mismo fabrica.En otros casos, por ejemplo la cabellera de una figura de madera, usaremos un cepillo de alambre blando. Otra modalidad, menos frecuente, es el decapado térmico. Aquellos sopletes antiguos, tan nocivos, han sido descartados, y hoy se utilizan unas pistolas de aire caliente, que reblandecen la pintura o el barniz para después retirarlos con la espátula.