En sólo 48 horas y de un modo muy sencillo, puedes conseguir en tu cuarto de baño el tono y la uniformidad que estabas buscando. Lo primero: hazte con la pintura del color que hayas escogido, que nos servirá tanto para aplicar sobre pintura, como para las baldosas. Después dedícale un poco de tiempo y verás cómo el resultado vale la pena.
Antes de ponerte manos a la obra, deberás procurar que no se manche nada. Para ello, delimita la zona donde vas a trabajar con plásticos y cinta de carrocero que evitarán que las salpicaduras lleguen a lugares inesperados. Aprovecha para limpiar los azulejos y las juntas.
Dar el toque de pintura
Antes de aplicar la primera mano, vamos a lijar bien la zona de la pared pintada y después quitaremos el polvo que se haya desprendido. Con la superficie bien lijada y más abiertos los poros, añadiremos una capa de imprimación al agua para superficies difíciles de color blanco. Primero trabajaremos con una brocha no demasiado gruesa las esquinas y ángulos, para después pasar a dar con el rodillo de pelo corto el resto de la superficie.
Lo bueno de este producto es que podemos aplicarlo tanto en el área pintada como en la parte de las baldosas, lo que nos permitiría unificar los tonos de una zona y otra. Una vez aplicada la imprimación, hemos de dejar que se seque durante 24 horas.
A continuación, pintaremos todo con un esmalte laca satinada del color que hayamos elegido. Después de la primera capa y 12 horas de secado, procederemos a dar la segunda. Ahora hemos de esperar otras 48 horas para que la pintura se asiente sobre las superficies.
Se recomienda no usar la zona recién pintada durante un tiempo mínimo de 24 horas y que esté bien ventilada durante ese periodo. De esta manera y así de fácil, conseguirás tener el cuarto de baño del color que más te guste.
