Sabiendo esto, hoy me gustaría proponeros una divertida tarea: reutilizar las botellas de plástico que consumimos para hacer una silla. Es más sencillo de lo que podáis pensar, sólo se necesitan unas cuarenta botellas aproximadamenta, un cutter y cinta adhesiva.
La elaboración de nuestra silla consiste en ir montando poco a poco las botellas para conseguir un soporte y un respaldo para nuestro asiento.
En primer lugar, para hacer el soporte, tenemos que limpiar bien las botellas. Cogemos una de ellas y la cortamos por la mitad. Después, insertamos la parte superior de la botella (la que tiene el tapón) dentro de su base y metemos una botella entera dentro de ella. Cortamos otra botella y colocamos su base encima de la botella entera, para cubrirla. Y así, con todas sucesivamente. Podemos ayudarnos de un destornillador para que las piezas vayan encajando. Una vez que vayamos teniendo conjuntos de dos piezas, los vamos uniendo con cinta adhesiva, hasta llegar a dieciséis, aproximadamente, en función del tamaño que queráis para vuestra silla.
Una vez que hemos hecho todo esto, el siguiente paso es hacer el respaldo. Para ello, la única diferencia es que tenemos que colocar tres piezas más de las que llevan la parte superior de la botella dentro de la base, por encima de la botella entera. Formamos una hilera de cuatro o seis filas y volvemos a unirlas con cinta adhesiva. Damos varias vueltas de cinta para que coja firmeza.
Como véis, de unas botellas que solemos tirar normalmente, obtenemos un mueble para el que seguramente encontraremos alguna utilidad y además, aprovechamos para cuidar el medio ambiente. Y si no os gusta la silla, podéis decantaros por una bonita tumbona, como ésta, muy chula, ¿verdad?
¿Os animáis a hacer una silla con botellas de plástico?