Colgando un altillo móvil

Colgar un altillo es una idea excelente si queremos guardar nuestros objetos en el techo. Ya que, no tenemos suficiente espacio en nuestra zona.

 

Hicimos como ejercicio un bastidor muy liviano, dado que servirá para guardar sombreros. Con su malla de gallinero permite además ver desde abajo el contenido.

 

Ahora sólo falta colgarlo del techo. Lo haremos utilizando tres poleas normales de tendedero, y atando el aparejo en el accesorio más cómodo: una cornamusa de barco.

Aquí tenemos nuestro altillo. Como recordaremos, la baranda de cuerda impide que los sombreros se caigan por los lados, sin dañarlos. Aunque el peso total de “la raqueta” no llega a dos kilos, es un armazón muy sólido.

Lo ponemos del revés para repasar las puntas que quedaron una vez cortados los alambres. En un taller de costura con telas de muy altos precios, hay que evitar los enganchones. Un descuido en los acabados podría ser catastrófico.

Con un guante bien recio aplastamos los picos de los alambres fácilmente, y después los cubriremos con un listón fino de madera.

Para colgar el bastidor con la cuerda, pondremos en el marco esos cáncamos pequeños pero muy sólidos. Como precaución adicional, al enroscarlos dejaremos la abertura hacia abajo, de esa forma será imposible que la cuerda se suelte.

La misma barrena que empleamos para abrir los agujeros de los cáncamos en el listón, nos facilita la labor de completar las últimas vueltas.

Ponemos un cáncamo en cada esquina, y llevamos las dos cuerdas de cada lado hasta una resistente anilla. Su función es hacer tope en las poleas, a la vez que impiden molestos balanceos en nuestro altillo.

Las bovedillas del techo se taladran fácilmente con la broca adecuada.

Debemos elegir bien el diámetro del taco para que la polea quede afirmada, ya que la carga penderá en la misma línea del eje. Además enroscaremos la polea hasta el fondo, para expandir todo el taco al paso del tornillo.

Por fin izamos el bastidor. Lo hemos colocado en el mismo sentido de la habitación, para que podamos bajarlo cómodamente. Las dos poleas están orientadas hacia una tercera, que reenvía la cuerda hasta el sitio de amarre.

Fijamos esta cornamusa de velero en la estantería metálica, y de esa forma tan sencilla podremos amarrar nuestro altillo a la altura deseada, sin que la cuerda estorbe.

Finalmente sólo queda llenar de sombreros el altillo y subirlo para realizar los últimos ajustes. De esa manera hemos conseguido un espacio de almacenaje seguro, limpio y barato, que se adapta perfectamente a nuestras necesidades.

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