Hace ya muchos años que la descubrí pero nunca me había atrevido a hacerla. Me parecía complicada y no terminaba de tener claro dónde aplicarla. Hasta ahora. Tenía una mesilla destartalada que mi marido encontró en la basura este verano y, desde entonces, esperaba su momento para tener una nueva vida. Era una mesilla de color caoba, algo sucia y con algún golpe en las esquinas. Pero la estructura estaba intacta así que merecía otra oportunidad ;)
Empecé por pasar una lija suave para quitar el brillo. Al ser de chapa, lo suyo habría sido pasar la lijadora eléctrica o haber aplicado una imprimación antes. Aunque la pintura que utilizo es buena, este tipo de materiales les cuesta fijar la pintura así que tuve que dar varias manos. Después de lijar, pasé un paño húmedo para retirar los restos de polvo y limpiar la suciedad.
Una vez seca, apliqué hasta tres manos de pintura de Auténtico Chalk Paint (por lo que os comentaba de la falta de un lijado más a fondo). Tenía ganas de probar con algún gris y me decanté por el color lava, pensando en el efecto que dejaría después bajo el craquelado. Además, al contrario que en otros trabajos, esta vez quería dar un acabado perfecto, sin desgastes ni madera vista. Primero porque se vería la chapa caoba, y segundo, porque quería dejar todo el protagonismo a la parte superior con el craquelado.
Una vez todo pintado y seco, en la parte de apoyo de la mesilla apliqué Crackle Glaze, el producto con el que se crea el craquelado. Tan sencillo como aplicar con un pincel y dejar secar al aire. De este paso no tengo foto porque era casi de noche, pero para que os hagáis una idea, al aplicarlo deja un efecto parecido al que deja una bayeta llena de agua cuando la pasas sobre la mesa.
Cuando estaba seco del todo, apliqué pintura de color rosa antiguo. Había leído que puede aplicarse con un pincel pero que no deben hacerse muchas pasadas sobre el craquelado porque se puede retirar sin querer. Así que opté por usar una esponja para evitar el arrastre. Casi al instante, empezó a crearse el craquelado. La pintura se va agrietando, dejando a la vista la pintura inferior. Para proteger di una mano de cera transparente por toda la mesilla, ayudándome de un trapo viejo.
Ya tenía la mesa lista. Sólo me faltaba poner los tiradores. Aunque primero pensé en comprar unos de cristal, luego pensé que quedaría demasiado elegante para mi salón jajajaa Así que pensé en poner algún detalle que rebajara el estilo refinado. Era domingo y quería dejarla terminada así que busqué por casa y encontré ;) Unas bolitas de madera al natural y un poco de cuerda fueron suficientes para hacer estos aros.
Qué os parece el resultado? Mola o no?
Quién se atreve con el craquelado?
Un besazo!!