Saber cómo se coloca este instrumento fundamental en cualquier baño será también muy útil cuando éste deje de funcionar correctamente o gotee. Asimismo, si nos hemos cansado del modelo que teníamos, podemos dar una nueva imagen a nuestro lavabo, con un simple cambio de grifo. Además, también tendremos la posibilidad de sustituir el antiguo por un grifo monomando, mucho más cómodo, ya que sólo tendremos que levantar una palanca para permitir la circulación del agua. También destaca su eficiencia, ya que su sistema reduce el goteo al mínimo, limitando al máximo la cantidad de líquido desperdiciada.
Aflojamos los latiguillos con ayuda de la llave inglesa
Desenroscamos la tuerca que fija el grifo al lavabo
Retiramos la goma del interior del antiguo grifo. Sacamos el grifo del lavabo.
Ajustamos la arandela de goma blanca en el nuevo grifo
Colocamos el tornillo de sujeción en el hueco correspondiente y lo apretamos con el destornillador.
Enroscamos los latiguillos en el grifo y los ajustamos con la llave inglesa.
Introducimos los latiguillos por el agujero del lavabo.
Colocamos las dos arandelas en el tornillo, primero la de goma, que hará presión con la parte cerámica y debajo la de metal
Insertamos la tuerca debajo de las piezas anteriores y así el grifo queda sujeto.
Finalmente, unimos los latiguillos a la toma de agua con la llave inglesa. Abrimos la llave de paso.