La cirugía reparadora es francamente sencilla, y consiste en vaciar el nudo para después rellenar la cavidad con la materia apropiada. La solución preferida desde siempre por los carpinteros es la pasta de cola y serrín, opción que hemos elegido aquí. Tiene la ventaja de que se elabora sobre la marcha en el taller sin necesidad de adquirir productos específicos.
Aquí vemos un ejemplo de nudo a eliminar. La pieza se montará en un juguete, y el nudo supone un defecto bastante considerable a esa escala. La reseca superficie tiene asperezas, y no parece buena idea ocultarlo sin más con pasta de cola y serrín, o algún reparador específico. Mejor quitamos el problema de raíz, ¿no os parece? Vamos a ello.
La extirpación del nudo es tarea bien sencilla, basta utilizar la broca adecuada para el diámetro del nudo. Dado que la resina seca es bastante dura, para no forzar el taladro lo haremos de forma gradual. Empezamos perforando justo en el centro con la broca del número 10 para madera.
Como se aprecia en la foto anterior, alrededor del nudo hay muescas y arañazos. Lo mejor será agrandar la zona de intervención, de modo que pasamos a las brocas de palas. También actuaremos gradualmente, poniendo primero la del número 16, aunque no abarca todas las imperfecciones.
A mayor broca, menor velocidad de giro. En los taladros modernos podemos variar las revoluciones sólo con apretar más o menos el gatillo. Iremos rebajando la velocidad a medida que aumentamos el diámetro del accesorio.
Ahondamos algunos milímetros con la broca del 16, y pasamos a la del número 20, para completar la limpieza. Observad que la colocamos fuera del centro, más cerca de la zona dañada.
La cavidad, hecha con dos broncas clavadas en sitios distintos, tiene varios niveles de profundidad, nos recuerda al fondo de un estanque. Eso quedará cubierto con la pasta de cola y serrín, lo importante es que hemos retirado todas las imperfecciones y arañazos.
Mezclamos la cola con el serrín en un vaso de plástico, y mezclamos bien hasta conseguir una pasta homogénea, de textura blanda, y que parezca levemente húmeda al tacto. Ya podemos sellar el agujero.
La consistencia inicial de la pasta hecha con serrín y cola es porosa, como la del bizcocho. Para darle la máxima eficacia, es decir, una textura similar a la de la madera, debemos compactarla aplicando presión. La amasaremos apretando bien, y después al colocarla en el agujero la aplastaremos a conciencia.
De esa forma, además de ganar solidez, el producto llegará a todos los vericuetos, y no dejaremos cámaras de aire.
Dejamos secar 24 horas el parche, y procedemos a lijar, rebajando primero si fuera preciso con un formón. Empezamos por la lija de grano más recio, número 100 por ejemplo, y subiremos progresivamente el número de grano hasta dejar bien lisa la superficie.
¡Hemos terminado el sencillo arreglo! Ya podemos pintar la pieza con la seguridad de que no aparecerán grietas ni bultos.