La lijamos a conciencia para retirar el barniz brillante que la protegía y, con pintura a la tiza en blanco roto (le estamos dando un descanso al mint), procedimos a pintarla...
... y a lijarla siguiendo las curvas del mueblecito.
Para terminar, una buena mano de cera y unos pequeños amigos que tenían muchas ganas de tener su propio espacio.
Todos tenemos dentro de nosotros la capacidad de embellecer cualquier sitio... Hasta el rincón más "practico" es susceptible de ser acicalado. Y si es con humor y un poquito de ternura, ¡mucho mejor!
Con nuestros patitos de colores nos vamos a ver a Marcela y sus frugales convocatorias de los viernes, donde tanto aprendemos con las ideas de nuestras amigas blogueras.
¡Feliz fin de semana!