Escenario de veladas románticas, cenas con amigos, noches de peli y palomitas... la chimenea es sin duda un elemento clave de la vida dentro del hogar durante los meses de invierno, la gran protagonista del salón. Así, el no vivir en una casa con chimenea de obra no significa tener que renunciar a sus beneficios, pues tenemos varias opciones:
1. Estufas. Es el método ideal para calentar una sola estancia, para zonas no muy frías o como complemento a la calefacción. Así, dentro de las mismas podemos encontrar diferentes opciones en función de la fuente de energía:
- Las de leña.
- Las de bioalcohol.
- Las de pellets.
Sin duda, si tenemos que quedarnos con un modelo, destacaríamos las estufas de pellets por sus enormes ventajas. En primer lugar, ofrecen un gran poder calorífico, a la vez que emiten menor cantidad de CO2, lo que les convierte en una alternativa sostenible. Es más, los pellets son trozos de madera que proceden de restos de la industria de la madera y de la limpieza de bosques sostenibles.
Por otro lado, es un método mucho más económico, tiene un gran rendimiento y son muy seguros, ya que no emiten olores, humos nocivos... Además, los podemos adquirir fácilmente en sacos. En cuanto a su instalación, pueden estar tanto en casas individuales como en pisos, y solo necesitan una toma de corriente y una salida de humos.
Por su parte, si no tenemos la opción de acceder a una salida de humos, podemos decantarnos por las estufas de bioalcohol.
2. Las chimeneas eléctricas. Lo mejor de este tipo de sistemas es que no necesitan ningún tipo de obra, pues tan solo requieren de una toma de corriente eléctrica con toma tierra para funcionar. Así, este tipo de chimeneas permiten disfrutar de un efecto similar al fuego, pero con ciertas ventajas extra: son mucho más seguras, no necesitan apenas mantenimiento ni limpieza, calientan rápidamente la estancia y son regulables, es decir, podemos controlar la intensidad del calor y el efecto del fuego. Además, suelen venir con termostatos.
Sin embargo, más allá de servir de fuente de calor, las chimeneas o estufas también tienen su función desde un punto de vista decorativa. ¡Vamos a verlo!
Las estufas son el complemento perfecto para una casa rural, construida entre montañas y con un precioso paisaje verde y natural asomando por sus ventanas. Ese tipo de viviendas en el que la piedra y la madera se combinan con un gusto exquisito, creando un entorno acogedor y cálido, de esos que te llaman a disfrutar de un café, una manta y el calor de la leña o los pellets quemándose.
¿Qué elementos destacaríamos de este tipo de escenarios? Sin duda, nos quedamos con los revestimientos de piedra, las vigas de madera en el techo y los grandes ventanales que nos hacen sentir que estamos en medio de las montañas.
Por su parte, las chimeneas eléctricas se convierten en el toque hogareño que convierte las estancias minimalistas y de estilo contemporáneo en eso mismo, en un hogar. El antes y el después de estas habitaciones amplias decoradas con líneas rectas y básicas no tendrán comparación. Sin necesitar apenas instalación, este tipo de estilo encaja con modelos de espejo y metálizados suspendidos en la pared. Y, para combinar, destacamos sobre todo las tonalidades claras (blancos, grises...) y los muebles limitados y con fines específicos.
Ni qué decir del papel que juegan las estufas en salones decorados con uno de nuestros estilos favoritos, el nórdico. Se trata de una tendencia decorativa recibida de los países escandinavos, caracterizados, sobre todo, por sus bajas temperaturas. Así, la estufa se convierte en el complemento perfecto para aportar calidez a un espacio decorado con piezas de madera, piedra y blanco, mucho blanco.
Así, si sientes que a tu hogar le falta un toque de confort, de calidez, algo que le haga ser completamente acogedor, puede que la solución la encuentres en las estufas o chimeneas.