Dado que los oficios populares interesan mucho a los foreros, hemos visitado un museo dedicado a las herramientas y labores tradicionales. Desde hace 30 años, varios residentes de Conil, en la provincia de Cádiz, recopilan aperos de labranza, artes de pesca y utensilios empleados antiguamente en cualquier tipo de manufactura, así como en las tareas domésticas.
Estos vecinos realizan un meritorio servicio completamente desinteresado, guiados únicamente por el afán de preservar un testimonio acerca de la vida sencilla que ellos pudieron conocer en su infancia. Ha sido un privilegio visitar el museo en su compañía, saboreando las detalladas explicaciones acerca de tantos instrumentos curiosos.
La entrada de la casona, de techos muy altos, ofrece un abigarrado muestrario con todo tipo de artilugios. Los aperos de labraza más específicos y curiosos alternan con faroles y otros elementos del hogar, bajo las interesantes panoplias dedicadas a los oficios.
Herramientas clásicas de fontanería. Los sopletes han sido magníficamente restaurados.
Hermoso panorama de una humilde cocina de pueblo,reconstruida de manera fidedigna.
Un pequeño truco luminoso con el flash nos ayuda a comprender el funcionamiento de estas cocinas. Las brasas se introducían en los huecos, y en una lenta combustión proporcionaban ese calor que daba un sabor incomparable a los guisos de toda la vida.
El característico platero, con vajilla original. Observemos las pequeñas puntillas en el listón central, con la probable misión de afianzar los barrotes de madera, evitando giros y holguras. En los muebles de cocina se empleaban normalmente tornillos y clavos en vez de adhesivos. Tomamos nota igualmente de las sencillas guías para sujetar el cajón inferior.
El picador de carne era un artilugio imprescindible en todas las cocinas. La pieza de madera servía para empujar la carne, evitando el riesgo de un doloroso pellizco al empujar la carne con los dedos. El aspecto tan lustroso y flamante, según testimonio del responsable del museo, se obtuvo sumergiendo la pieza una semana en Coca-Cola.
El clásico dornillo se utilizaba en la preparación de diversos platos, como el ajoblanco y el gazpacho. Solían fabricarse mediante vaciado en una madera de gran dureza (fresno, olivo), para que resistiera a la humedad y los xilófagos. El que vemos en la imagen es de raíz de acebuche, árbol de la familia del olivo.
Otros rincones de la cocina, con diversos enseres tradicionales.
Paneles dedicados a la construcción de barcos de pesca y a la llamada carpintería de blanco, es decir, relacionada con los muebles para el hogar.
Y terminamos con la zona industrial. A la izquierda, máquinas del siglo XIX para hacer caramelos. La imprenta es de comienzos del siglo XX.