Los suelos vinílicos son el remedio perfecto para dar un aire nuevo a nuestra cocina, ya que podemos colocarlos sin necesidad de meternos en obras. Esto debido principalmente a que los suelos de vinilo son láminas con un mecanismo muy sencillo.
Foto: Flickr - JuanJaen
Este tipo de suelos son idóneos tanto para la cocina como para otras zonas de la casa como los baños, ya que resisten a la perfección el contacto con el agua y no es nada fácil que se pudran. Tampoco dan ningún problema para resistir las calefacciones de suelo, aunque ya de por sí son suelos bastante cálidos.
Podemos darle el color, tipo o diseño que queramos, pues la capa superior lleva impresa una "foto" que nos permite dar a nuestra cocina un toque moderno, vintage, realista etc...
Las láminas de vinilo la podemos encontrar en tres formatos distintos:
- Losetas cuadradas: 30x30 o 45x45 cm
- Lamas: 30x60 y 60x120 cm
- Rollo continuo: Puede tener diferentes anchuras.
El grosor de este material puede variar entre 0,08 y 0,30 mm, siendo el propio fabricante quien debería indicar el adecuado para cada caso.
Tal y como hemos dicho, la colocación de este tipo de suelos es muy sencilla y no requiere ningún tipo de obra ni de preparación de la superficie sobre la que se colocará. Sí que es importante revisar que en dicha superficie no haya impedimentos sueltos o desniveles pronunciados que puedan afectar a la colocación del pavimento.
Lo mejor de este suelo vinílico es que trae incorporado un adhesivo que se coloca sobre el suelo anterior y que al ser flexible permite un perfecto acomodo en las zonas de las esquinas y paredes.
Por último recordar que este tipo de suelo es muy resistente aunque su vida natural puede alcanzar un máximo de 20 años siempre que disfrute de un buen trato y unos cuidados mínimos.
Para seguir los sencillos pasos de la colocación de este suelo, os dejamos un vídeo tutorial. Esperemos que os funcione y nos contéis sus resultados.