Le estoy cogiendo gustillo a esto de tunear las cajas de vino que tengo por casa. Hace unas semanas os mostré cómo había transformado una caja en una bandeja pero como me gusta hacer cosas nuevas, con esta segunda caja de vino he hecho un joyero. No os perdáis el paso a paso.
Materiales
- Una caja, puede ser de vino, de fruta e incluso de cartón duro.
- Imprimación, yo he utilizado una imprimación casera que es una variante de la pintura pizarra de la que ya os he hablado.
- Pintura acrílica, la de los tubos que podemos encontrar en tiendas de manualidades y también en los chinos aunque de inferior calidad.
- Una brocha para pintar y una esponja.
- Un taco de lija.
- Cinta de pintor.
- Una lámina o servilleta para el decoupage.
- Cola blanca de carpintero
- Lentejuelas.
- Barniz cerámico para proteger la superficie o cera.
- Colgadores para colocar las joyas y bisutería.
Paso 1: lijado e imprimación
Tenemos una caja de vino normal y corriente:
Lo primero que vamos a hacer es lijar toda la superficie hasta conseguir un tacto fino. De esta forma también facilitaremos que la imprimación se agarre mejor.
Una vez lijada, aplicaremos la primera capa de imprimación. Si tenéis imprimación en casa podéis aprovecharla, yo utilicé una imprimación casera muy económica hecha con cola de carpintero, escayola y pigmento blanco de titanio. Para ello hay que mezclar 20 gramos de escayola y 20 gramos de pigmento blanco de titanio con un poco de agua templada (lo suficiente para que se disuelva sin que quede un pegote), después le añadimos 100 gramos de cola blanca de carpintero y lo removemos todo hasta que quede una mezcla homogénea.
Aquí podéis ver cómo quedó la caja después de darle una primera capa de la imprimación casera que os he comentado:
Como podéis observar, es una imprimación que cubre bastante. Además seca rápido (en menos de una hora), así que una vez seco, lijamos de nuevo toda la superficie y aplicamos una segunda capa de imprimación:
Paso 2: pintura acrílica
Una vez seca la segunda capa de imprimación, daremos dos capas de pintura acrílica. La pintura acrílica la podemos comprar en tiendas de manualidades, aunque también la podemos encontrar en los chinos, yo aproveché una oferta del Lidl para hacerme con varios tubos de diferentes colores. Lo bueno que tiene este tipo de pintura es que es económica, cunde mucho y seca muy rápido. Además si te manchas puedes lavarte con agua.
Así quedó la caja después de dos manos de pintura acrílica aplicada con brocha redonda:
El fondo no lo pinté porque iba a poner una lámina, aunque de eso hablaré más adelante.
Una vez se han secado las dos manos, se lija toda la superficie para que salga un poco la veta blanca del fondo.
Paso 3: decoración exterior
Pensé en pintar franjas de color dorado cobrizo para decorar el exterior de la caja. Para ello lo primero que hice fue colocar cinta de pintor en las cuatro caras exteriores.
Un truco para que haya la misma distancia entre las cintas es colocar una cinta de pintor que nos haga de comodín. Es decir, colocamos tres cintas de pintor seguidas, despegamos la del centro y volvemos a colocar tres cintas seguidas:
Una vez hemos rodeado toda la caja con las cintas, escogemos el color con el que vamos a hacer el contraste (en mi caso un dorado cobrizo, aunque parezca anaranjado en las fotos) y lo aplicamos con una esponja, dando golpecitos hasta empapar bien la superficie que queremos pintar.
Cuando se haya secado la primera capa, le daremos una segunda y retiraremos la cinta de pintor cuando se haya secado. En la siguiente foto podéis ver cómo queda antes y después de quitar la cinta de pintor.
Podemos proteger la pintura del exterior con dos o tres capas de cera incolora.
Paso 4: decoración interior
Para la decoración interior encontré una lámina que me gustó mucho y que le daba un toque chic al joyero, así que lo que hice fue ajustar el dibujo al fondo de la caja e imprimirlo en un folio. Seguidamente apliqué cola de carpintero sobre el folio y lo fui pegando poco a poco para que no quedaran arrugas.
A continuación lo que hice fue diluir en agua un poco de la pintura acrílica que había utilizado para pintar el interior de la caja y pasarla por encima del dibujo con la brocha. De esta forma la lámina y las paredes de la caja adquirían un tono único, dando la sensación de que el dibujo estaba pintado sobre el fondo.
Ya sabéis aquello de que París es la ciudad de la luz, así que para darle un poco más de vida al joyero, añadí unas lentejuelas en la parte del dibujo que representaba el paisaje. Con un pincel le di cola blanca en las zonas donde quería colocar las lentejuelas y con unas pinzas las fui poniendo.
Por último le di a todo el interior una capa de barniz cerámico que ya tenía, aunque también se puede proteger con cola blanca de carpintero diluida en un poco de agua.
Paso 5: colocación de los colgadores
Me gustaba tanto cómo había quedado el fondo de la caja que no quería poner los colgadores de forma que quedara oculto, así que aproveché las paredes laterales para colocar unos colgadores autoadhesivos en color dorado. De esta forma el joyero además de decorativo, era funcional.
Por último pasé una cinta por los dos agujeros de la parte superior e hice un lazo.
Espero que os haya gustado este paso a paso de cómo transformar una sencilla caja de vino en un práctico joyero de lo más chic ¿te animas a hacer el tuyo?
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