En casi todas las casas, la calefacción se expande a través de radiadores, que se sitúan por todas las habitaciones. Pero, pese a que éstos se van modernizando, lo cierto es que normalmente no tienen ninguna sintonía con el resto de nuestra casa. Por eso, cada vez están más de moda los cubrerradiadores, pequeños muebles auxiliares que se ponen sobre los radiadores con el objetivo de disimularlos.
Sin embargo, los cubreradiadores no son perfectos y, como todo, tienen sus pros y contras. Por un lado, como hemos dicho, desempeñan una genial función estética y además pueden servir como muebles auxiliares donde poner diversos objetos. Además, tienen una gran capacidad en cuanto a la seguridad doméstica si se trata de una casa con niños, ya que reducen el riesgo de que se puedan quemar al tocarlos.
Pero no todo son ventajas. Los radiadores funcionan por convección. El calor que emiten se desplaza desde abajo hacia arriba, por lo que cuando se encuentran con algún elemento que actúe entre el exterior y el propio radiador, el rendimiento del aparato se reduce hasta un 10%, por lo que si tenemos cubrerradiador estamos gastando más energía de la que gastaríamos sin ellos. Además, los cubreradiadores tienen el inconveniente de que dificultan las labores de mantenimiento del propio radiador. La válvula del radiador es menos accesible, lo que complica su purgado o limpieza.
¿Qué opinais? ¿Usáis cubreradiadores en casa?
Imagen: www.fittedfurnitureuk.com