Como saben los buenos maquetistas, un detalle convincente puede llenar de atractivo y verosimilitud un paisaje entero. En el caso del portal de Belén, una pared sabiamente desconchada, un viejo toldo rugoso, un madero bien trabajado, llenarán de encanto y autenticidad la zona que ocupan en la maqueta.
Vamos a examinar paso a paso la elaboración de una humilde y recia viga de madera. Imitaremos en ella la tizne y el desgaste de los años, a partir de un listón que hemos recolectado en nuestra carpintería habitual. Es una fácil y entretenida labor, que realizaremos empleando utensilios tan habituales como las limas. ¡Vamos a verlo paso a paso!
El trabajo comienza con el acopio de materiales. Los amables operarios de nuestra carpintería nos regalan todos los cortes que necesitemos, del montón que se acumula junto a la sierra de cinta. Ya en casa, Coco inspecciona los listones, junto con las piedras que usaremos para construir el Belén.
Hemos elegido un listón de roble, con sección cuadrada. Como puede verse, la superficie es áspera y rugosa, y aparece manchada de grasa y pintura. ¡Manos a la obra!
Empezamos el trabajo con las limas. Cautelosamente empezamos con la lima fina para metal, a fin de sondear la dureza de la madera y no despojar por completo al listón de sus valiosas irregularidades.
Una vez testada la madera, ahora pasamos a la escofina, la lima específica de madera, que tiene mucha mayor abrasión. para protegernos de las astillas nos podemos colocar guantes.
Un detalle que siempre observaremos en las vigas añejas es el redondeo de las aristas, de modo que con misma la escofina achaflanamos nuestro madero, que va ganando antigüedad a ojos vistas.
Volvemos a coger la lima de metal, para pulimentar el rugoso acabado de la escofina. La alternancia de ambos utensilios permite conseguir rápidamente la textura y la apariencia que deseamos.
Rematamos la fase del lijado con el servicial taco de lija, utensilio de muy cómodo manejo. Gracias a este elemento no quedará astilla ni rugosidad en nuestra viga.
Vemos el cálido y agradable aspecto que ha ganado nuestra pieza. Una lijadora eléctrica habría eliminado las grietas y abolladuras, dejando un acabado liso de mueble nuevo, totalmente impropio. Necesitamos esas pequeñas irregularidades para ambientar el humilde pueblo de Belén.
Finalmente solo debemos colorear alcohol con betún de Judea. Como puede verse, aprovechamos los pinceles que tienen el mango roto, convertidos en cómodas brochas. Y ya tenemos el madero enterizo de roble que necesitamos para nuestro portal de Belén. De esta manera tan sencilla, en poco rato obtenemos un detalle estructural muy convincente, que prestará leales servicios como viga, pilar o cargadero.
¿Que les parece? ¿ya conocían este truco?
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