La verdad es que nunca tuve demasiado interés en conseguir un torno para tornear piezas de madera. Si reconozco que me llama mucho la atención ver trabajar con ellos, sobre todo si es en directo y veo saltar las virutas de madera delante mía. Y tampoco los muebles con excesivos torneados no son algo que me guste demasiado. Siempre pensé que si en alguna ocasión necesitaba alguna pieza torneada, o por ejemplo unas patas torneadas para hacer una mesa de madera, bien podía comprar las piezas ya hechas. En ocasiones curioseé en tiendas online en Internet los precios de los tornos más económicos, pero siempre doblaban al menos el precio de cualquiera de mis fresadoras de bricolaje, y como para mi suponía un desembolso importante nunca me decidí a comprar uno.
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