¡Me estoy contagiando rápidamente de esta afición! Es la mejor forma de trabajar la madera sin acalorarse, algo realmente complicado en el verano Como he dicho en otra ocasión, la talla es una labor muy relajante.
Siguiendo las recomendaciones de un experto de Comercial Pazos, el paraíso terrenal de los aficionados a la madera, me he comprado por 20 euros un cuchillo sueco de la marca Mora, que desenfundé apenas llegué de vuelta a mi taller.
Es una sensación muy particular la de modelar un trozo de madera alternando el cuchillo y la lija, ¡os gustará probarlo!
Otra ventaja es que podemos conocer maderas nuevas sin apenas gasto de dinero. En la foto muestro varios listones que compré en la misma tienda, junto con el cuchillo. De izquierda a derecha, bubinga, palo rojo y mongoy.
Son variedades que resultan bastante caras, si queremos fabricar un mueble grande. ¡Pero a esa escala apenas notaremos el gasto! Un euro por cabeza, más o menos.
Y es un trozo de tamaño suficiente para sondear las cualidades de la madera, verla de cerca, tocarla y saber si nos gusta.
Mi plan es empezar con trabajos sencillos, las famosas plegaderas de encuadernación, que utiliza por ejemplo nuestra amiga Lego.
Por la tarde me sentaré en el jardín, a la sombra, para trabajar plácidamente con mi fabuloso cuchillo... ¡Abajo el estrés! ¿Te apetece el plan?
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