La integración de la tecnología en una vivienda no sólo tiende a tratar de conseguir un hogar con una serie de características accesorias. No sólo se pretende a través de la integración de equipos electrónicos de control y gestión lograr un hogar más seguro, que ahorre más energía, con un ambiente más confortable y con un importante y novedoso componente de ocio asociado a la técnica, sino que la integración en las viviendas de las nuevas tecnologías está totalmente encaminada a proveer, a quien pueda disponer de sus facultades, una auténtica mejora del nivel de vida. Y sin lugar a duda alguna, éste va inherentemente asociado a un estado de salud óptimo.
Hoy en día la mayor parte de las enfermedades más leves requieren una visita a un médico, con todo lo que ello conlleva: solicitar hora para la atención, largas esperas, desplazamientos hacia las consultas y centros de salud. Asimismo las convalecencias de enfermedades mayores requieren una recuperación y control médico que sólo es posible si el paciente se encuentra en el propio hospital.
Sin embargo, hoy por hoy ya es posible disponer en casa de sistemas con los que tener asistencia médica a distancia desde nuestro propio hogar. Es la telemedicina, un objetivo perseguido por muchos desde hace largo tiempo y del que ya podemos beneficiarnos.
Un avance tecnológico integral
En un principio la telemedicina se ha mostrado al gran público como un avance de la medicina tradicional en combinación con la electrónica y las telecomunicaciones, a través de la que es posible efectuar intervenciones quirúrgicas a distancia sin necesidad de que el cirujano se encuentre presente en la sala de operaciones. Sin embargo y sin dejar de reconocer de que esto es una gran ventaja se mire por donde se mire, este nuevo concepto también se encuentra presente en la escala de usuario doméstico. Y en este sentido existe en el mercado un conjunto -aún muy limitado, eso sí- de equipos con los que obtener una atención médica primaria sin salir de casa.A través de ellos de forma autónoma o bien en combinación con un ordenador personal, así como con la indispensable conexión a Internet, podemos tener una consulta directa con el médico desde nuestra propia habitación y que éste examine nuestra temperatura corporal, el nivel de azúcar en la sangre, la tensión arterial, pudiendo obtener un diagnóstico médico rápido, sin esperas y sin desplazamiento alguno.
Asimismo y para personas en recuperación, con movilidad reducida, personas mayores que necesitan estar en centros geriátricos o en casos en los que la distancia es realmente un elemento crítico, el médico puede atender la evolución del paciente siempre que lo desee o sea preciso, sin necesidad de que éste se encuentre en el hospital.
Esto no sólo representa una ventaja en lo que a comodidad se refiere sino que se produce un claro incremento de la eficiencia en las atenciones médicas, pues en caso de una urgencia, se puede recurrir siempre al médico de manera inmediata y sin tener que ir hasta la consulta o esperar a que éste acuda. De la misma forma, poder permanecer en el hogar durante un período de convalecencia favorece positivamente al paciente. Según los expertos una persona se recupera de una enfermedad en torno a un 25 ó 30 por ciento más rápido si se encuentra en casa que en la clínica o el hospital.