Un amigo nuestro le hizo a su niño dos rampas para que pudiera jugar con el patinete o la bici. Mediante unos tableros de encofrado unidos, el resultado es genial porque forman dos pendientes muy iguales y constituyen verdaderas rampas de skate.
Evidentemente los tableros venían en el estado que venían, en bruto, sin pulir ni nada y además, para mover las dos piezas, no se sabía donde agarrar. Hablando un día con el niño, le propuse pintarlas del color que él quería. Eligió un logo que le gustaba y nos pusimos manos a la obra.
Lo primero fue quitar todos los restos de cemento y demás suciedad con la máquina de presión. Se secaron durante la noche y tras lijar para quitar las astillas, enmasillé todo. Volví a lijar y apliqué una primaria antes de ponerme a pintar. Luego, fue como siempre: cinta de carrocero para hacer las rayas y separaciones de colores y listo.
He añadido unos tiradores que tenía de cuando reformé la cocina para que fuera más fácil moverlas de un sitio para otro; al final: todo se recicla! He sacado fotos tras varios usos de las rampas; los niños están encantados. Aquí tenéis el tutorial en imágenes.
Anne
anne charriere