¿Qué son estas vibraciones?
Se trata de las oscilaciones que produce un cuerpo o las partículas de alrededor, cuando este está en una posición de reposo. Así, se miden en términos de frecuencia, amplitud y aceleración, y se valora en función de la cantidad de ciclos (el movimiento del objeto desde que sale de su punto de equilibrio hasta el punto más alejado superior e inferior) por segundo, es decir, la frecuencia de vibración.
¿En qué nos puede afectar?
La exposición continua a estas vibraciones, además de ser molesto, provoca dolencias como el dolor de espalda, dolores de cabeza, síndrome de túnel carpiano, mareos, problemas en las cervicales, trastornos vasculares... Así, por ejemplo, los pequeños microtraumatismos repetidos y las calcificaciones de los discos entre las vértebras puede dar lugar a una espondiloartrosis de columna.
¿Cuándo se llega a estos casos? Normalmente estos trastornos aparecen cuando se soportan vibraciones de más de 2 Hz, aunque la mayoría de las vibraciones que se producen en un hogar no llegan a ese nivel. Aún así, las de baja frecuencia pueden afectar al sistema nervioso central, lo que supone la aparición de mareos, vómitos, náuseas...
Para evitar todo esto, hay una normativa que regula la emisión de dichas vibraciones. Así, por ejemplo, actualmente está prohibido instalar máquinas u órganos en movimiento de cualquier instalación en y sobre techos, paredes, forjados... salvo en casos en lo que esté justificado o en los que la actividad esté lo suficientemente alejada de la vivienda para garantizar los niveles óptimos.
Por todo ello, una vez más destacamos la importancia de tener un buen aislamiento acústico en la vivienda, que podemos conseguir a partir de materiales aislantes de calidad, ventanas de PVC, paredes de pladur...
Aquí podréis encontrar más información útil para vuestra vivienda...