Pues no, yo tampoco estoy loca, aunque mi realidad es simplemente diferente a la de muchos otros. Y he aquí como el año pasado me inscribí a un curso de restauración de muebles, donde por cierto casi todos eran jubiletas, pero compartíamos el don de ver la belleza en los trastos viejos y desahuciados.
Hoy os enseño como restauré (no tuneé ni reciclé), una mesa costurero, que es como me la vendieron, pero que al final resultó ser una mesa joyero. Os aviso que el post puede ser un poco largo y técnico, pero si nó no tengo manera de enseñaros el proceso, que fue un poco bastante laborioso. Os enseño la foto final, por si os pico para ver el proceso ;).
El aspecto de la mesa original era este. Tenía varios puntos con ataque de carcoma, y otros desperfectos que os señalo a continuación.
faltante de filete de boj Lo primero que aprendí en clase, es que una buena restauración se hace todo manual. Así que después de desmontar tapa, espejo y herrajes metálicos, me tocó retirar todo el viejo barniz manualmente, con la hoja de un cúter. Después desintectar inyectando con una jeringa anticarcoma en cada agujero, tapándolo con un plástico y dejándolo actuar unas semanas.
Después poner masilla en cada uno de los agujeritos de la carcoma, y lijar con lija fina para eliminar el exceso de masilla.
Reponemos el filete de boj, cortándolo a la medida, encolándolo y dejándolo secar bien. Luego hay que lijar para dejarlo a ras del sobre de madera.
Para el faltante de chapa, preparamos una chuleta, que no es otra cosa que recortar a medida un trozo de chapa de madera similar a la faltante, encolar, dejar secar con unos gatos, y lijar.
Para las pequeñas imperfecciones, se rellena con un poco de masilla.
Para cerrar el poro de la madera y que esta quede suave al tacto, le pasamos lija de distintos grosores, empezando por una gruesa (100), y terminados por una de grano fino (400). En este momento ya han desaparecido todas las imperfecciones de la madera, y la mano parece que patine sobre la madera ;).
Ahora falta unificación cromática, y para ellos tenemos que poner tinte en todas aquellas partes que hemos puesto chapa nueva, o enmasillado, según las zonas con un pincel muy muy fino, y a las patas le pasé con un cabo de algodón porque estaban bastante faltante de color.
Anque no tengo foto del proceso, también procedí a limpiar todo el metal de la mesa, los herrajes de las patas y el embellecedor del contorno de la mesa, con un limpia-metales y un trapo.
Y para el acabado, goma laca a muñequilla, que no es mas que una resina que fabrica un insecto, y que antiguamente se utilizaba para el acabo de los muebles, cosa que hoy en día hacemos con cera, o el barniz, mucho mas resistente.
La goma laca es un poco "tonta" de poner, ya que has de pasar la muñequilla de un extremo a otro de la madera de una pasada, ya que este acabado es muy delicado y se lo notan todas las marcas del trazado.
Y después de la terminación de todo el proceso, tocó volver a colocar todo en su sitio: embellecedores, espejo, tapa...
Si habéis tenido la santa paciencia de llegar hasta aquí, ahora podéis decirte si todo ese trabajo valió la pena. Y lo cierto es que aunque el isabelino no es mi estilo, me gusta como me quedó porque brillaba como si la hubieran acabado de hacer. Y lo cierto es que alguien también se enamoró de ella y la vendí enseguida.
Con gusto leeré vuestros comentarios y segerencias, así como contestaré vuestras dudas.
Besotes de colores, sed creativamente felices.
"lo siento, perdóname, te amo, gracias"
Namasté!!