En este reportaje veremos un ejemplo: la cama de unos vecinos tiene un cabecero Art Déco muy elegante, pero que presenta un relieve cuyo borde inferior queda demasiado alto, y ocasiona frecuentes coscorrones al cambiar de postura. Comprobamos que no podemos bajar el cabecero, de modo que sólo queda una vía: subir la altura de la cama, cambiando las cuatro patas metálicas del somier. !Manos a la obra!
Aquí tenemos el cabecero, una sofisticada pieza comprada en una tienda de antigüedades. En la cama original, la parte inferior de esos 'semitroncos' quedaba tapada por el colchón. Las camas modernas por lo general son más bajas que las antiguas, debido a que los techos de los pisos son más bajos
¡Pues sí se encuentran tubos de esas medidas en el almacén de hierros! El experto operario reconoce la pieza a simple vista: "tubo de 30 x 40". Recordemos que ellos miden en milímetros, igual que en los almacenes de madera. Otra cosa a recordar: llevaremos guantes, ya que los tubos están manchados de grasa.
En 5 minutos tenemos nuestras cuatro patas cortadas. Las originales miden 27 cm, así que nosotros las hemos pedido de 42 cm; mejor dicho, de 420 mm. Pensamos que es buena altura sin comprometer la solidez de la fijación por excesiva palanca.
Pulimos los cantos con la lima para metales. Ya podemos manejarlos sin riesgo de arañazos, y sobre todo ponerles debajo la tapa de goma, que sacaremos de las patas antiguas presionando con cualquier varilla o caña.
Comenzamos a hacer los taladros para el tornillo pasante que afirmará las 'extremidades' de la cama en el bastidor. Para facilitar el trabajo a nuestra querida herramienta, hacemos primero un agujero pequeño, que luego agrandaremos con la broca definitiva.
El taladro definitivo con la broca del 8. Hemos puesto un mártir de madera, y debajo un plástico de burbujas para evitar rayaduras en la mesa. Y naturalmente trabajamos con guantes de seguridad.
Montaje de la pata nueva. Hemos apoyado el bastidor en la pared para manejarlo cómodamente. La robusta fijación que abraza el larguero del bastidor consta de dos piezas. Trabajando con elementos metálicos hay que apretar los tornillos tanto como se pueda, sin llegar a deformar la chapa. Seguimos con los guantes, para protegernos de cualquier posible golpe por un resbalón de la llave.
Y aquí vemos la altura que hemos ganado con esta sencilla operación. Dejamos los tornillos por fuera, para facilitar cualquier ajuste de mantenimiento. Y hemos puesto las tapas de goma para el suelo.
El resultado de nuestra labor. Hemos subido hasta la altura necesaria la base del colchón, y el borde de las molduras ya no es un problema. ¡Y naturalmente Coco es el primero en dar el visto bueno a la reforma!