Uno de los acabados estrella en el mundo de la pintura y decoración de muebles es el efecto blanco envejecido. Con él conseguimos un estilo a medio camino entre lo rústico y lo vintage muy favorecedor. Además, es una forma de dar un cambio radical a piezas antiguas, sean del color que sean.
1 El primer paso va a ser preparar la superficie. Para ello, debemos lijar bien el mueble. En el caso de que la pintura o barniz esté muy impregnada y no salga al lijar, puede que tengamos que emplear un producto decapante, que al hacer reacción, debilitará el producto y lo podremos retirar con una espátula.
2 A continuación, lo mejor es aplicar una imprimación, con lo que nos aseguraremos de que la pintura posterior quedará bien adherida. Así, lo habitual es aplicar dos capas, con una leve lijada entre ambas.
3 Cuando se haya secado la segunda capa, lijamos suavemente, retiramos todo el polvo con un paño, y procedemos a pintar con pintura acrílica blanca, aplicando dos manos. Para ello, lo mejor es emplear un rodillo pequeño de pelo corto, con el que facilitaremos el trabajo y no dejaremos marcas.
4 A continuación, comenzaremos a lijar determinadas zonas del mueble, para lograr ese aspecto envejecido, como los bordes, las esquinas..
5 Para obtener el efecto envejecido final tenemos diferentes opciones. La más común es emplear betún de judea. Para ello, con un paño o brocha iremos aplicando el betún, bien diluido en aguarrás, o bien mezclado con cera. En este último caso, deberéis extraer del bote de cera una pequeña porción (como una décima parte) y sustituirla por betún de judea. Después de calentar la cera, podréis mezclar bien ambos materiales. Además, también podéis añadir un poco de barniz. Así, la forma de aplicarlo será siguiendo la veta de la madera. A continuación, con un trapo eliminaremos los excesos.
¿Habéis aplicado este efecto en algún mueble?
Foto: Vilmupa