1 Están elaborados con materiales que resisten a la corrosión.
2 Son fáciles de instalar.
3 Son muy seguros, ya que los mandos tienen un límite, por lo que la temperatura del agua no puede alcanzar niveles excesivos. Por su parte, si por algún motivo se corta el suministro de agua fría, el termostato para también el agua caliente.
4 Son muy cómodos, por su capacidad para regular el caudal y la temperatura y fijarlo para futuras ocasiones.
5 Son constantes, de forma que si el flujo de agua varía, el termostato ajustará la temperatura para no recibir de golpe chorros de agua fría o caliente.
7 También ayudan a ahorrar tiempo, al calibrar de forma inmediata la temperatura y la presión del agua.
8 Reducen nuestro gasto en las facturas del agua y la electricidad.
9 Podemos encontrar todo tipo de diseños, incluso los más completos que vienen con espacios destinados a almacenar los productos de higiene.
10 Nos permiten disfrutar de agradables baños bajo la ducha.
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